EDAD DE ORO
Manuel Palacios Sierra (Manolín Shilinsky)
Manuel Palacios Sierra, más conocido como Manolín nació el 25 de mayo de 1918 y falleció el 25 de marzo de 1977 en la Ciudad de México. Fue un comediante que caracterizó a un menso; por su voz infantil, vestimenta y comportamiento general. Manolín inició su carrera artística al ganar un concurso de aficionados, en el año de 1935. Al año siguiente formó el trío Alabama que debutó en el Teatro Politeama. Este trío realizó diversas giras por la República Mexicana, hasta 1940, en que el trío se disuelve. Entre 1940 y 1945 Manolín trabaja por su cuenta en diferentes teatros. Entre 1945 y 1977 hizo el dúo Manolín y Shilinsky con Estanislao Shilinsky. Manolín actuaba representando a un «menso» mientras que Shilinsky, el listo, tenía que soportar las tonterías de Manolín y aguantar por las consecuencias de ello. La frase favorita de Manolín era «fíjate qué suave», que después se usaría para titular una de las películas que protagonizó el dúo Manolín y Shilinsky. También fue buen cantante y ejecutante de guitarra y piano, lo que llevó al dueto a amenizar las películas con música original por parte del dúo. Escucharemos en la sección La Carpa, dos canciones con su respectiva introducción cómica con Manolín y Shilinsky: “El buey”, una adaptación de la canción estadounidense “Jinetes en el cielo”, grabada en 1949; asimismo presentaremos el bolero “Obsesión” del puertorriqueño Pedro Flores, grabada para el sello Comix en 1948.
Manuel Palacios Sierra, mejor conocido como “Manolín” representó el papel del “tonto” que por sus tonterías causaba más carcajadas entre el público y lo volvió más popular que su pareja de trabajo. Era ridículo y a menudo torpe. No era atractivo, pero tampoco feo. Los pantalones los usaba a la cintura y le quedaban rabones de la bastilla. Tenía una actitud bastante infantil y un estilo de hablar, caminar y vestir que lo hacían parecer un “menso” o “tonto”.
En cambio Shilinsky, era el inteligente y atractivo, que tenía que sobrellevar junto a su entrañable amigo, las consecuencias de los problemas en que se metían gracias a la actitud de Manolín. Sin embargo y gracias a su ingenio, lograban salir bien librados de cada aventura, demostrando el chico, que no era tan tonto como parecía.
Otros de los sellos característicos
de Manolín, era su muy conocida y simpática frase, que pronunciaba con un tono
muy particular de voz y que denotaba emoción, sorpresa y placer.
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